Guadalaviar / Río blanco
El imaginario paisajístico de un lugar más allá de la periferia
Conocimiento y comprensión de los lugares del imaginario local construido por la experiencia cotidiana. El ordenamiento del entorno geográfico como construcción de identidad.
Lo primero que le llama la atención a uno al llegar a un lugar desconocido es la cantidad de nuevos topónimos que ha de aprender para poder entenderse con los habitantes de ese sitio. El conocimiento del nombre de todos estos lugares es una especie de santo y seña, un rasgo identitario de sus habitantes que les integra en el territorio y les ayuda a dibujar su paisaje.
A través de su experiencia cotidiana los habitantes de Guadalaviar han construido el conocimiento del entorno en el que viven. Un entendimiento adquirido a través de la práctica en el territorio y representado a través de diferentes modelos de materialización como la toponimia. Los pobladores del territorio ordenan su geografía dando nombre propio a los lugares más comunes, y de este modo trazan una cartografía que construye el imaginario que le da identidad al pueblo.
Por otro lado, el entorno de Guadalaviar ha sido modificado físicamente por sus moradores a lo largo del tiempo. Con su trabajo han adaptado el contexto para resistir las dificultades que les presentaba el medio, transformado su distribución hasta acondicionarlo para su supervivencia. La agricultura, la ganadería, los trabajos forestales, son prácticas que han hecho que la mirada de los habitantes del territorio sobre lo geográfico esté construida en base a hábitos como la trashumancia, la matanza o la gastronomía. Durante el desarrollo de todas estas prácticas se han originado variedad de historias producidas por diferentes motivos como desencuentros entre agricultores y pastores, o por la necesidad de comprar nuevos terrenos alejados del pueblo para obtener nuevos recursos. Esta experiencia hace que la sensibilidad del que vive habitualmente en el lugar utilice códigos diferentes a los que emplea el visitante, puesto que tiene la mirada preparada para poder ver multitud de indicios donde el turista ve paisaje. Por consiguiente para él, el entorno no es la Naturaleza inventada por el pensamiento moderno, si no su Hogar, o lo que es lo mismo, el poblador establece el medio como su casa.
«Guadalaviar, río blanco» es un proyecto que trabaja sobre esta correspondencia entorno como casa de un lugar concreto, y la considera extrapolable a una escala mayor que valore la tierra como hogar. Reflexionar sobre esta correlación puede aportar nuevas perspectivas en la búsqueda de alternativas a las problemáticas contemporáneas que se plantean en la relación entre el hombre y el medioambiente. Por ello este trabajo artístico realiza una cartografía visual y poética de los lugares más representativos en la relación existente entre los habitantes del territorio, y lleva a cabo un ensayo fotográfico en el que presenta el paisaje cultural de un pueblo de los Montes Universales.